Con tantas opciones, determinar dónde vas a la universidad puede ser abrumador. ¿Una universidad grande de investigación o un pequeño colegio comunitario? ¿Una universidad urbana o una rural? ¿Cerca de casa o fuera del estado? Los asesores académicos hablan de encontrar una universidad que sea académicamente adecuada y que tenga un ambiente apropiado para el estudiante. Pero mientras los estudiantes y sus padres se ven envueltos en la búsqueda cargada de emociones de la “universidad soñada”, pueden perder de vista las consecuencias financieras de las decisiones que toman. Y cuando las cartas de aceptación finalmente (con suerte) empiezan a llegar, las familias de futuros estudiantes universitarios pueden terminar batallando por determinar exactamente cómo van a pagar por todo.

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Hoy en día, una educación universitaria de 4 años en una universidad estatal – que incluye la matrícula, el pago de cuotas y el costo de alojamiento y comida – cuesta un promedio de $78,000; en una universidad privada, es más del doble de esa cantidad. Más del 70% de los graduados sale de la universidad con deuda. Los prestatarios que se gradúan en 2016 están terminando con un nivel de deuda récord, un promedio de alrededor de $37,000 por graduado, según un análisis de Mark Kantrowitz, un experto de la industria, y editor y vicepresidente de estrategia de Cappex.com, una página web que ayuda a estudiantes a comparar universidades y a encontrar becas.

Una deuda de tal magnitud puede tener consecuencias duraderas, según una nueva encuesta nacionalmente representativa de Consumer Reports de más de 1,500 personas que obtuvieron préstamos estudiantiles. Un 44% de aquellos que egresaron de la universidad dice que ha tenido que reducir sus gastos básicos diarios, y el 28% ha tenido que retrasar metas importantes como la compra de una casa, y un 37% postergó sus ahorros para la jubilación. El impacto financiero es tan abrumador que el 45% de los prestatarios dice que sabiendo lo que sabe ahora, su experiencia universitaria no valió el costo.

¿Cómo puedes evitar esa clase de arrepentimiento como comprador?

Los expertos en asistencia financiera y financiamiento universitario consultados por Consumer Reports sostienen que las familias frecuentemente no prestan la atención suficiente a los costos reales hasta que ya han llegado muy lejos en el proceso de admisión universitaria.

“Cuando buscas una universidad no se trata solo de lo académico y del ambiente y cultura del lugar”, dice Frank Palmasani, consejero universitario de la escuela Providence Catholic High School en New Lenox, Illinois, y autor de “Right College, Right Price”. “También debería ser adecuada a nivel financiero”. Padres e hijos deberían tener conversaciones familiares francas desde el inicio y frecuentemente. Los padres deberían ser sinceros en cuanto a cuánto han ahorrado y cuánto pueden pagar. Deberían pedirles a sus hijos que quieren ir a la universidad que piensen en sus ambiciones y expectativas, y que sean realistas respecto de la cantidad de deuda que están dispuestos a asumir.

Habiendo establecido un plan de acción en una etapa temprana, las familias pueden sopesar sus opciones de manera racional en el momento en que las cartas de aceptación y las ofertas de asistencia estudiantil estén sobre la mesa.

Consumer Reports armó estas preguntas y mejores prácticas para ayudarte a comenzar la conversación y desmitificar el proceso. Al discutirlas en familia, se podrían revelar opciones que no hayas considerado.