Poderoso caballero es don dinero... ¿o no? Pero revisa tus bolsillos. Casi la mitad de nosotros andamos por ahí con menos de $20, de acuerdo con una encuesta realizada por Bankrate.com en 2014. Es que con tantos medios de pago (una docena y la cifra sigue en aumento, e incluye la billetera móvil y aplicaciones de pago de tiendas específicas y, obviamente, las viejas y conocidas tarjetas de crédito y débito), la posición de jerarquía de la moneda de curso legal está bajando.

Bryce Mendelsohn, 36, un médico de San Francisco, prácticamente ha dejado de usar billetes. Habitualmente no lleva más de $20 y se inclina por Apple Pay, un software de billetera móvil que vino precargado en su iPhone 6. Es más rápido y más seguro que el efectivo, y no le llena los bolsillos. Por eso, busca activamente comerciantes minoristas que le permitan pagar acercando su iPhone al lector de tarjetas de pago del cajero. Con un movimiento del dedo, la operación queda finalizada.

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Mendelsohn usa otra plataforma de pago móvil para pagarles a las niñeras (Venmo) y a los maestros particulares (PayPal) sin recurrir al dinero físico. Ambas son aplicaciones de pago entre pares, conocidas como P2P [Person to person], para smartphones que permiten que cualquier persona envíe dinero a otra en un instante (consulta “Guía práctica sobre dinero móvil” más adelante).

Elizabeth White, que habitualmente lleva menos de $5 o ningún billete en absoluto, es otra adepta a la vida sin efectivo. Vive en New York y le encanta sumar millas con las tarjetas de crédito con recompensas para viajes, con las que paga “todo”, incluso compras pequeñas, como una caja de goma de mascar. Para otros gastos, White, 37, ahora paga con alternativas electrónicas: con Apple Pay, para alimentos y café; con la aplicación Square Cash a su estilista; con la aplicación Uber, el servicio de los traslados en automóvil por la ciudad; y con un transpondedor (ella tiene un E-ZPass), los peajes electrónicos de puentes, túneles y autopistas.

Estados Unidos ha realizado un firme avance hacia la conversión en una sociedad sin efectivo desde la década de 1950, cuando Diners' Club, American Express y el Bank of America lanzaron las primeras tarjetas modernas de compras y de crédito. Durante el transcurso de las décadas de 1960, 1970, 1980 y 1990, el plástico se abrió paso a la fuerza sobre el efectivo como el principal medio de pago. En muchos aspectos, los nuevos métodos de pago móvil no son más que versiones virtuales de las tarjetas de pago porque aún se precisa contar inicialmente con una tarjeta de crédito, de débito o prepagada o con una cuenta corriente para financiar las operaciones.

Pero ahora que los smartphones y otros dispositivos electrónicos están empezando a formar parte del proceso, la manera en la que gastamos dinero sin usar efectivo está cambiando drásticamente, y ofrece nuevos beneficios y algunas consecuencias posiblemente negativas, desde cuestiones de privacidad hasta la preocupación por el gasto excesivo debido a su rapidez y sencillez. Y además, si pierdes el teléfono, se te descompone o se te agota la batería puede inutilizar tu capacidad de pago.

La investigación demuestra que todos los consumidores están incursionando en alguna forma de tecnología móvil de pago, pero los más jóvenes están haciendo el cambio total con más rapidez; el 34% de las personas de 18 a 29 años actualmente están usando pagos móviles contra apenas un 16% de los consumidores de 45 a 59 años y el 7% de aquellos de 60 años en adelante, según una encuesta realizada en mayo de 2015 por la Comisión de la Reserva Federal (Federal Reserve Board). “A mis padres no les interesa Apple Pay”, dice Mendelsohn. ¿Su teoría? “Creen que el efectivo tiene una cualidad tangible”. Y quizás usar efectivamente el dispositivo les genere preocupaciones.

En la actualidad, mientras los comerciantes minoristas tratan con dificultad de mantenerse al día con quienes han adoptado el pago móvil, es posible que el resto de nosotros decida que es momento de repensar la manera de pagar por bienes y servicios.

cashing out

Probablemente ya estés contribuyendo a que el efectivo se convierta en algo obsoleto si te cuentas entre los 20 millones de personas con acceso a Walmart Pay o si manejas y tienes uno de los 37 millones de transpondedores de peaje electrónico. Hace 30 años, el 36% de las compras de los consumidores (medidas en volumen en dólares) se pagaban con “billetes verdes”, según la Reserva Federal. En 2012, esa cifra había descendido a apenas el 14%.

Otros países han sido más rápidos para generar el cambio, según algunas investigaciones de la industria. En Bélgica, Francia, Canadá, el Reino Unido y Suecia, los pagos sin efectivo (que todavía incluyen los antiguos cheques) ahora ascienden del 89 al 93% del gasto de los consumidores. En Suecia, el cambio tuvo un impacto tan negativo en la entrega del diezmo, que los templos comenzaron a instalar una especie de canasta digital de recaudación, para aceptar ofrendas mediante mensajes de texto, tarjetas de crédito y de débito y aplicaciones. El año pasado, en Dinamarca, los legisladores propusieron permitir a algunos comerciantes minoristas rechazar totalmente el efectivo.

Y en junio, los canadienses comenzaron a pagar a comerciantes seleccionados y amigos con MintChip, un equivalente digital al efectivo desarrollado por Royal Canadian Mint y adquirido por nanoPay, una empresa tecnológica privada. MintChip es una divisa digital encriptada, basada en el dólar canadiense, que se puede cargar en el smartphone u otros dispositivos para pagar en comercios y enviar dinero a amigos al instante (el gobierno fue responsable original de su arquitectura para garantizar que el sistema fuera accesible, privado y seguro).

Sin embargo, los estadounidenses se están poniendo al día. Un estudio de las 33 principales economías realizado por MasterCard dice que Estados Unidos está en un “momento crítico” y que, una vez que se se supere, el abandono del efectivo es inevitable porque se espera que los nuevos y perturbadores productos de pago digital modifiquen los hábitos arraigados de los consumidores que todavía prefieren el efectivo para saldar compras pequeñas en dólares o preservar el anonimato en la operación.

Además, la infraestructura para aceptar pagos sin efectivo no siempre ha estado disponible en todos los lugares de compras. Pero esta realidad se está modificando. La tecnología portátil y móvil, como Square, ha permitido a todo un grupo completo de comerciantes minoristas que dejen de usar efectivo. Camiones de comida, espectáculos artísticos, vendedores en festivales callejeros y fontaneros o plomeros ya pueden usar su iPhone y la tecnología Square para aceptar tarjetas de pago.

Quizás el efectivo nunca desaparezca por completo; todavía hay unos $1.5 billones de billetes y monedas estadounidenses en circulación en todo el mundo. Y el dinero físico aún tiene un efecto reconfortante entre los estadounidenses, en especial ante la amenaza de catástrofes naturales. “Antes de que un huracán toque tierra, la Reserva Federal recibe un aumento promedio del 25% de solicitudes de divisas por parte de las instituciones financieras que se encuentran en el recorrido de la tormenta”, dice Barbara Bennett, vicepresidente de la Oficina Nacional de Productos de Efectivo de la Reserva Federal. Y probablemente siempre se necesiten billetes cuando el ratón Pérez o el hada de los dientes [tooth fairy] hagan una visita.

Se están gestando nuevas tecnologías sin efectivo que permitirán que los consumidores dejen teléfonos y billeteras móviles en casa. La tecnología ya permite que los clientes autoricen pagos solamente con la detección de su huella digital. El próximo paso podrían ser los “lectores oculares”.

A continuación, algunas ventajas y desventajas en 4 áreas clave para ayudarte a decidir si ha llegado el momento de dejar el efectivo atrás.