Empezó como un robo común y corriente de una bolsa. El lector de la tarjeta de crédito en la gasolinera en la estación de su vecindario en Houston no funcionaba, así que Deborah Ford entró a pagar. Al momento de regresar al automóvil, ya no estaban ni su bolsa ni su billetera.

Ford presentó una denuncia ante la policía, canceló las tarjetas de crédito y solicitó una nueva licencia de conducir y la tarjeta de seguro médico. Ella confirmó con el banco varias veces para asegurarse de que todo estuviera bien y luego se olvidó del asunto.

Dos años después, la trabajadora postal jubilada recibió una llamada inesperada de un fiador judicial; la iban a arrestar por adquirir más de 1,700 analgésicos opioides con receta a través de farmacias del área. “Me tomaron una fotografía y mis huellas digitales”, indicó. Ford sufre de psoriasis y estaba tan nerviosa que le salió la típica erupción al momento de firmar. “Los policías vieron mis manos y me dijeron, ‘Así es como se ven las manos de los drogadictos’. Simplemente asumieron que yo era culpable”.

más información

Posteriormente, un juez desestimó los cargos. “Lo que me salvó de ir a la cárcel fue que yo había hecho esa denuncia policíaca”, indicó Ford. Lo que sucedió fue que el ladrón alteró la licencia de conducir de Ford y usó esta y su tarjeta de seguro médico robada para ir a los médicos a buscar analgésicos con receta médica. Eventualmente, comenta Ford, un farmacéutico sospechó algo y llamó a la policía.

“Caramba, los ladrones realmente me hicieron mucho daño”, dice Ford luego de su larga y costosa experiencia, que empezó con el robo en 2008 y no terminó hasta que pudo quitar su nombre del expediente de arresto el año pasado. “Una vez que te roban la identidad, te tienen atrapada”, indicó.

La historia de Ford es tan solo una muestra de lo que el “robo de identidad médica” puede hacer en estos días y por qué se ha convertido en una tendencia que crece rápidamente, con un estimado de 2.3 millones de casos identificados en 2014, un número que ha subido casi 22% más del año anterior.

Tu información de seguro médico personal, incluyendo tu número de Seguro Social, dirección de tu casa y dirección de correo electrónico, es valiosa y vulnerable. Cuando cae en las manos incorrectas se puede usar para robar servicios médicos costosos, incluso cirugías, y medicamentos de venta con receta o para adquirir equipo o aparatos médicos como sillas de ruedas. Tu identidad médica es un artículo que se puede secuestrar y usar para falsificar los reclamos de seguro o para adquirir de forma fraudulenta beneficios gubernamentales como Medicare o Medicaid. Tu información médica personal también se puede vender en el mercado negro, donde se puede usar para crear identidades médicas completamente nuevas con base en tus datos.

body snatchers

Y, con más frecuencia de lo que te imaginas, las personas comparten abiertamente sus propias pólizas médicas con un amigo no asegurado o miembro de la familia que necesita atención médica, lo cual está en contra de la ley. (Más sobre este tema más adelante).

Debido a que las protecciones actuales al consumidor no están diseñadas específicamente para las estafas de identidad médica, los expertos advierten que las personas deben comprender que cuesta mucho más esclarecer las facturas fraudulentas. Algunas víctimas frustradas sencillamente se dan por vencidas y acaban pagando las facturas ellas mismas.

Pero hay otro problema mucho más peligroso con el robo de identidad médica: El tratamiento médico, el historial y los diagnósticos del ladrón pueden mezclarse con tus propios expedientes médicos electrónicos personales, y potencialmente manchar y complicar tu atención médica durante los años que están por venir. Y eso no es un problema hipotético.

“Aproximadamente 20% de las víctimas nos han dicho que obtuvieron el tratamiento o el diagnóstico incorrecto o que su atención médica se retrasó debido a que hubo confusión sobre lo que era verdad en sus expedientes por el robo de identidad”, dijo Ann Patterson, Vicepresidente Ejecutiva de la Alianza de fraude de identidad médica (Medical Identity Fraud Alliance, MIFA), un grupo de varias docenas de organizaciones de atención médica y negocios que trabajan para reducir el crimen y sus efectos negativos.

La mayor consecuencia de este terrible tipo de robo es que puede hacer estragos en la vida de sus víctimas. Presta atención a la experiencia de Anndorie Cromar. Se dice que una mujer embarazada usó la identidad médica de Cromar para pagar por atención de maternidad en un hospital cercano en Utah.

Pronto, los oficiales de los servicios de protección al menor asumieron que el bebé, nacido con drogas en su organismo, era el bebé de Cromar y ella indicó que el gobierno del estado, sin saber que le habían secuestrado su identidad médica, la amenazó con quitarle a sus 4 hijos. Ella dijo que una prueba de ADN le ayudó a limpiar su nombre del certificado de nacimiento del bebé, pero le tomó años corregir sus expedientes médicos.

“Esa primera etapa fue la cosa más terrible que he experimentado en mi vida, recibir la llamada del Servicio de Protección Infantil (Child Protective Services, CPS) y escucharlos decir, ‘Vamos a llegar a traer a sus hijos’”, dijo Cromar a Consumer Reports.

Leyes de privacidad médica, explicadas

Se han promulgado leyes para ayudar a proteger tu privacidad médica. La más conocida es la Ley de Responsabilidad y Portabilidad del Seguro Médico de 1996 o HIPAA. La ley indica quién puede acceder a tu información personal (proveedores de atención médica, sus asociados comerciales y subcontratistas como los que ofrecen servicios de procesamiento de reclamos) y cómo pueden usarla y compartirla.

La segunda ley clave es la Ley de Tecnología de Información de Salud para la Salud Clínica y Económica de 2009 o HITECH, que tiene un papel importante si se da una violación de los datos de salud no asegurados. Cuando se lleva a cabo una violación de la información, debe notificarse a todos los pacientes afectados. Si esta violación de seguridad afecta a más de 500 personas, debe informarse inmediatamente también a los medios de difusión y al gobierno federal.

Esas protecciones son buenas noticias para los consumidores, pero no están exentas de problemas. Es posible que los médicos y otros empleados de atención médica no estén seguros sobre qué información, y con quién, tienen legalmente permitido compartirla. Así que a un miembro de la familia del paciente se le puede negar información importante sobre su tratamiento debido a las indicaciones de HIPAA, incluso cuando no exista una razón legal para retenerla.

Y en un giro extraño, determinados proveedores de atención médica, preocupados sobre el cumplimiento de HIPAA, no han permitido que las víctimas de robo de identidad médica vean sus propios expedientes de salud una vez que se han mezclado de forma fraudulenta con la información de un ladrón. El gobierno federal ha aclarado que esto no es una lectura real de HIPAA; debes tener bien claro que siempre estás autorizado para ver tus propios expedientes médicos.