Para entender cómo Beth Baker, una independiente y decidida mujer de 87 años, fue engañada y le robaron $65,000 en menos de una semana el año pasado, es importante conocer a su nieto, Will. La señora Baker, una maestra de segundo grado jubilada, habitante de National City, California, se ilumina cuando habla del muchacho de 24 años, el mayor de sus 5 nietos. Como jugador de fútbol en la preparatoria y posteriormente como graduado de la U.S. Coast Guard Academy, Will hacía sentir a su abuela muy orgullosa. Cuando, a finales del año pasado, la esposa de Will dio a luz a su primer bisnieto, Baker estaba encantada. "Will es precioso para mí," comenta ella. Así que cuando un hombre le habló por teléfono una mañana en diciembre del año pasado desde un número desconocido, las noticias que recibió le cayeron encima como un cubo de agua fría.

Me dijo que mi nieto estaba en Perú y que estaba en problemas, Baker recuerda. Después puso a otro hombre en la línea brevemente. Pensando que sonaba como Will, Baker ansiosamente preguntó al teléfono.  "¿Will?".

Más información

Lo que Baker hizo sin darse cuenta fue darle a la persona que llamaba el verdadero nombre de su nieto, que fue hilado rápidamente en una historia. El hombre que llamó dijo que Will había sido invitado a una boda en Perú. Mientras iba manejando, había tenido un accidente en el que había dejado lesionado a un peatón de 7 años. Después, una persona se puso al teléfono pretendiendo ser el abogado de Will y le dijo que Will estaba en la cárcel y que necesitaba dinero de inmediato; no había tiempo para pensar o cuestionar. "Y dijo que si compartía esta historia con alguien, habría problemas para mi nieto," Baker recuerda.

Baker no había visto a Will en mucho tiempo, pero la historia le parecía plausible.

Así que nerviosa y asustada, siguió las instrucciones del hombre que llamó sin verificar la historia con nadie de su familia. Colgó, manejó a su banco, retiró $5,000 de sus ahorros y compró 10 tarjetas prepagadas de Green Dot MoneyPak de $500 en una farmacia CVS y en un supermercado Ralphs. El contacto llamó de nuevo, como había prometido, y Baker raspó la parte de atrás de las tarjetas y le leyó los números de las mismas. Eso fue todo lo que esa persona tuvo que hacer para obtener un pago de $5,000 prácticamente ilocalizable, supuestamente para pagar los servicios legales para Will.

El hombre llamó poco tiempo después para decir que el niño herido había muerto. Will necesitaba más dinero para evitar una sentencia de 10 a 20 años en prisión. De nuevo, el hombre acentuó la urgencia y la necesidad de guardar silencio. Ante su insistencia, Baker retiró $11,000, compró más tarjetas prepagadas MoneyPak y esperó a que su teléfono sonara. Sonó, una y otra vez, cada llamada detallando un nuevo giro en la historia de Will y otra exigencia. En solo 5 días Baker compró 101 tarjetas MoneyPak prepagadas y envió $65,000, casi la totalidad de sus ahorros líquidos.

Baker casi no dormía, estaba inestable y nerviosa. Dejó pasar una visita a su esposo, en un asilo para ancianos veteranos. Le mintió a su hijo, Jim, el padre de Will, sobre sus actividades. Una vez durante una visita, Jim se dio cuenta de que la uña del pulgar de su madre estaba negra. No le preguntó por temor a avergonzarla. En retrospectiva, él dice, se dio cuenta de que "era por rascar todas esas tarjetas Green Dot".

Cuando Baker hizo una solicitud a su banco local por un préstamo de $14,000 contra su casa que ya había sido pagada por completo, atrajo la atención de un gerente. Con mucha paciencia y preguntándole, Baker acabó confesando la verdad. El banquero le dijo que la estaban estafando. Llamaron a Jim para confirmar que Will estaba a salvo. "Me sentí tan aliviada," Baker recuerda.

Jim Baker reportó el crimen a la Unidad de Abuso a Adultos Mayores de la fiscalía de distrito del Condado de San Diego y escribió una carta muy molesta a Green Dot. Él recuerda el incidente con mucha amargura. "Hizo que mi madre se cuestionara su propia salud mental y autoestima," dijo. "A su edad, eso es difícil de recuperar".