El aguacate se puso de color café, el cilantro está baboso y el tomate se convirtió en papilla aguada hace días. En eso quedó el guacamole que pensabas hacer, hace una semana (¿o eran dos?). Todos los ingredientes van a la basura. Multiplica eso por el valor de las buenas intenciones alimenticias malogradas de todo el país y el resultado final es que el 40% de los alimentos producidos en Estados Unidos termina en la basura.

No es solo a causa de esos menús que nunca preparaste. El desperdicio se produce a lo largo de toda la cadena alimenticia, desde las granjas a los procesadores, desde las tiendas de comestibles hasta los restaurantes. Pero la mayor fuente individual de desperdicio en los alimentos son las personas en su propia casa.

Esa clase de derroche podría estar costándote muy caro. Una familia de 4 personas pierde $1,500 al año en alimentos que tira a la basura. Pero el daño es global también cuando consideras cuánta agua, energía y mano de obra se requiere para cultivar, envasar y transportar los alimentos que no se comen nunca. Además, los alimentos desechados son el mayor componente de los tiraderos de basura, y al descomponerse, producen gas metano, que provoca el efecto de invernadero.

Más sobre la frescura y residuos

El problema es tan grave que este mes hace un año el Departamento de Agricultura y la Agencia de Protección Ambiental (EPA) anunciaron el primer objetivo de reducción de desperdicios del país: disminuir los desperdicios alimenticios de la nación en un 50% para el año 2030. Y 2 diputados del Congreso recientemente presentaron la propuesta de la Ley de etiquetas con fechas para los alimentos [Food Date Labeling Act]. En caso de que se promulgue, la legislación podría establecer un sistema nacional uniforme para la aplicación de etiquetas con fechas y eliminar la variedad confusa de etiquetas que tiene como consecuencia el desecho de alimentos en perfectas condiciones.

La industria privada y las organizaciones sin fines de lucro también están empezando a participar. Las normas estéticas fijadas por tiendas de comestibles han contribuido al desperdicio de alimentos al rechazar productos agrícolas llamados “feos”, pero que son totalmente nutritivos. Ahora esas tristes frutas y verduras – papas deformes y zanahorias torcidas – son defendidas por chefs famosos, empresarios de la industria alimenticia, y algunas tiendas intentan volver a incluirlas en el sistema alimenticio. Otros grupos están haciendo su parte para aportar soluciones también (Ver la sección llamada “Participantes Notables en el movimiento de no desperdiciar”).

Y no subestimes cuánto puedes hacer en tu propia casa para reducir el desperdicio alimenticio. Seamos muy claros: Nadie te está pidiendo que comas bananas que se han puesto de color café ni queso cubierto de hongos. Pero la comida saludable y deliciosa por la que pagas debería llegar a tu mesa mientras aún esté saludable y deliciosa. A tal fin, hemos seleccionado consejos de expertos sobre cómo puedes empezar a comer – y disfrutar – más de tus alimentos. Eso te ahorrará tiempo, dinero y la molestia de sacar espinaca aguada del cajón de las verduras, y posiblemente ayude a salvar el planeta también.

El desperdicio alimenticio en números

Desde qué alimentos se tiran a la basura con mayor frecuencia hasta cómo el desperdicio disminuye nuestros recursos naturales, vale la pena leer con mayor detenimiento estos datos irrefutables.

ALIMENTOS CONSUMIDOS VS. ALIMENTOS DESECHADOS


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El costo anual del desperdicio alimenticio para una familia de 4 personas en Estados Unidos.

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