Un poco de ansiedad puede ser algo bueno, ya que te motiva a actuar rápidamente frente al peligro, por ejemplo, o te inspira a tener precaución con tus finanzas. Pero cuando no puedes controlar tus preocupaciones, estas pueden dañar tu salud, especialmente si eres mayor de 50 años de edad.

Antes se creía que los trastornos de la ansiedad, marcados por una preocupación opresiva e implacable eran poco comunes entre las personas mayores. Pero las nuevas investigaciones muestran que aproximadamente de 15% a 20% de los adultos mayores sufren de estos trastornos, dice Rajesh Tampi, M.D., un profesor de psiquiatría en Case Western Reserve University School of Medicine en Cleveland.

Eso es casi el doble de los cálculos anteriores. Algunas veces las personas que fueron ansiosas en su juventud suelen darse cuenta que esto es recurrente más adelante en su vida, desencadenado digamos, a causa de la pérdida de un miembro de la familia o un diagnóstico médico inesperado. O puede surgir más adelante en la vida a causa de problemas de salud como una afección de la tiroides o del corazón, incluyendo un medicamento para el asma, descongestionantes y esteroides. Aquí te indicamos cómo reconocer la ansiedad y cómo tratarla.

Entiende los tipos

El trastorno de ansiedad generalizado, el tipo más común en los adultos mayores, causa una preocupación abrumadora con pensamientos inquietantes, repetitivos y atemorizantes.

Las personas afectadas dicen sentirse “miserables, ansiosas y alteradas, no pueden relajarse y tienen problemas para concentrarse”, dice el Dr. Richard A. Friedman, M.D., director de la clínica de psicofarmacología en Weill Cornell Medical College en New York City. También podrían experimentar fatiga, irritabilidad, tensión muscular e insomnio.

O la ansiedad puede presentarse como un trastorno de pánico, una aparición repentina de terror que produce ataques de pánico con alteración del ritmo cardíaco sin advertencia.

Intenta practicar técnicas de relajación

Si usualmente experimentas ansiedad, pero esto no limita sustancialmente tu capacidad de funcionar normalmente, evalúa llevar a cabo prácticas como la meditación, tai chi, yoga, respiración lenta y profunda o la oración. De acuerdo con las investigaciones, estas prácticas pueden ayudar a las personas a controlar el estrés y la ansiedad.

El ejercicio aeróbico también puede ayudar. Esto puede desencadenar la producción de químicos que reducen la ansiedad en el cerebro. “Todo lo que te proporcione más sentido de control sobre tu propio cuerpo y tu pensamiento será de beneficio”, dice Tampi.

Cómo encontrar la ayuda indicada

Si la preocupación excesiva interfiere con tu vida diaria la mayoría de los días durante 6 meses o más, habla con un médico. Tu médico puede descartar las causas físicas, así como hacer preguntas para diagnosticar la afección y recomendarte consejería o una terapia apropiada, las que a veces alivian o curan la ansiedad sin necesidad de tomar medicamentos.

La terapia conductual cognitiva (Cognitive behavioral therapy, CBT), el tipo más común de terapia usado para los trastornos de ansiedad, incluye aprender a observar los sentimientos de ansiedad, lo que los desencadena y cómo te ayuda a desarrollar habilidades para enfrentarlos.

Si la CBT u otra terapia no te proporcionan suficiente alivio, es posible que necesites tomar algún medicamento, por lo general acompañado de terapia.

Algunos estudios muestran que aproximadamente 60% de las personas que toman antidepresivos como citalopram (Celexa y genéricos) y sertralina (Zoloft y genéricos) mejoran en comparación con aproximadamente 40% de las personas que toman un placebo.

Pero esos medicamentos podrían tardar varias semanas en hacer efecto y pueden causar efectos secundarios, tales como disfunción sexual, náuseas, diarrea e insomnio. Así que colabora con tu médico para encontrar uno que te ayude, pero que cause los efectos secundarios más leves.

Sé precavido si te recomiendan benzodiazepinas, como alprazolam (Xanax), diazepam (Valium) y lorazepam (Ativan). Ya que estos pueden funcionar más rápido, pero tienen efectos secundarios más fuertes que pueden aumentar los riesgos de sufrir caídas y fracturas, empeorar la memoria, causar confusión y sedación, y causar interacciones con otros medicamentos, adicción y sobredosis en los adultos mayores.

Esos medicamentos solo se deben usar a corto plazo para la ansiedad grave, y solo hasta que la psicoterapia y los antidepresivos empiecen a hacer efecto. Los medicamentos antipsicóticos como la quetiapina (Seroquel y genéricos), que se usan para reducir la ansiedad en los residentes de las residencias para las personas mayores, son aún más preocupantes. Estos presentan muchos riesgos y solo se deben usar como un último recurso.


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