A pesar de tener un sistema de atención médica que gasta mucho más que aquellos que están en otras partes del mundo, los niños y las madres están en peores condiciones dentro de los Estados Unidos que en muchos otros países industrializados. La probabilidad de que los niños en este país mueran antes de cumplir su primer año de vida es el doble que la de Japón y Finlandia. Y Estados Unidos ahora se encuentra por debajo de otros 59 países en lo que se refiere a prevenir que las madres mueran durante el parto y es tan solo uno de 8 países en el mundo, junto con Afganistán y El Salvador, cuya tasa de mortalidad materna va en aumento.  

¿Por qué? En parte porque las madres en Estados Unidos tienden a ser menos saludables que en el pasado, “lo que contribuye a tener un embarazo de mayor riesgo”, dice Diane Ashton, M.D., subdirectora médica de March of Dimes. 


Pero otra razón clave puede ser que la conveniencia médica parece estar teniendo prioridad por encima de obtener los mejores resultados. El sistema de atención médica en Estados Unidos se ha convertido en una maquinaria de trabajo de parto y partos que, con frecuencia, funciona según su propio calendario en lugar de hacerlo según la agenda de las madres y los bebés, lo que es menos predecible. Las intervenciones tecnológicas, que en algunas situaciones pueden salvar vidas, están haciendo que todo avance con dificultades y a veces interfieren en los procesos naturales y saludables, además de incrementar el riesgo cuando se utilizan de manera inadecuada.

 

Un ejemplo: Las continuas altas tasas de cesáreas en el país. Casi uno de cada 3 bebés estadounidenses llega al mundo a través de una cesárea. Pero cuando estas operaciones no se han recomendado médicamente, es más probable que dañen a las madres y a sus bebés en vez de ayudarlos.

Aaron B. Caughey, M.D., director del Departamento de Obstetricia y Ginecología en Oregon Health & Science University School of Medicine en Portland, resalta que mientras que las tasas de cesáreas aumentaron en las últimas décadas, el país no ha tenido en esa misma medida una baja en las muertes de recién nacidos. “De hecho, algo que sí ha pasado es que hemos empezado a ver un incremento en la mortalidad materna", dice.

El Congreso Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) también se asoció con la Academia Estadounidense de Médicos de Familia (AAFP), como parte de la campaña Cómo elegir sabiamente [Choosing Wisely], para advertir públicamente sobre el uso excesivo de otras 2 intervenciones comunes durante el embarazo: la planificación de partos tempranos y la inducción del trabajo de parto sin que haya una razón médica válida.

Estos resultados son peores en madres y bebés afroamericanos que en blancos no hispanos: Los bebés afroamericanos tienen el doble de probabilidad de morir que los bebés blancos, y las madres afroamericanas tienen de 3 a 4 veces más probabilidades de morir por complicaciones relacionadas con el embarazo que las madres blancas.  

Por supuesto, la idea no es rechazar todas las intervenciones médicas. El proceso de un nacimiento no es algo que alguien pueda controlar completamente. En algunas situaciones, la opción más segura es inducir el trabajo de parto o hacer una cesárea. Y las complicaciones son la excepción, no la regla.

Las investigaciones demuestran que, cuando no son necesarias médicamente, las intervenciones que se indican a continuación se asocian a malos resultados para las madres, los bebés o ambos.

1. Cesárea para un primer parto de bajo riesgo

La Dra. Catherine Spong, M.D., jefe del área de embarazo y perinatología en Eunice Kennedy Shriver National Institute of Child Health and Human Development, indica que mientras que los partos por cesárea por lo general representan poco riesgo “el método más seguro tanto para la madre como para el bebé es un parto natural sin complicaciones”.

La mejor manera de reducir el número de cesáreas en general es disminuirlas entre las mujeres primerizas con bajo riesgo. Esto es recomendable porque tener un parto por cesárea en un primer embarazo “crea las condiciones para toda la vida reproductiva de una mujer”, dice Elliott Main, M.D., director médico de California Maternal Quality Care Colaborative, un programa que reduce las cesáreas innecesarias en el estado. “En este país, si tu primer parto fue por cesárea, hay una probabilidad del 90% de que tus demás partos sean iguales”, dice Main.

Una cesárea es una cirugía mayor. Así que no es de sorprenderse que al mismo tiempo que las tasas de este procedimiento médico bajan, también disminuye la cantidad de diferentes complicaciones, en especial las infecciones o el dolor en el lugar de la incisión. Una cesárea también puede complicar futuros embarazos al aumentar el riesgo de tener problemas con la placenta, embarazos ectópicos (aquellos que se desarrollan fuera del útero), o una ruptura de la cicatriz en el útero. Y los riesgos aumentan con cada nacimiento adicional realizado por cesárea.

En algunas ocasiones, como cuando la madre tiene una hemorragia intensa o se ve comprometido el suministro de oxígeno del bebé, un parto con cirugía es totalmente necesario. Pero las mujeres pueden aumentar sus posibilidades de evitar una cesárea innecesaria al encontrar a un encargado de sus cuidados y un ambiente para el parto que tenga las condiciones para un parto natural. Cuando escojas a un médico y a un hospital o centro para tener a tu bebé, pide información sobre sus tasas de cesáreas, en particular pregunta por las tasas de partos de bajo riesgo. Utiliza nuestras clasificaciones de hospitales para conocer las tasas de cesáreas de los hospitales que estén cerca de ti. Y obtén más información sobre cómo evitar cesáreas innecesarias.

2. Una segunda cesárea automáticamente

Solo porque tu primer parto fue por cesárea, no significa que el segundo también tenga que serlo. De hecho, según el Congreso Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, muchas mujeres que ya han tenido una cesárea antes son buenas candidatas para tener un parto natural después de esa cesárea anterior.  

Aún así, la tasa de partos naturales después de una cesárea ha bajado considerablemente desde mediados de los años 90, en especial después de que el Congreso Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos dijo, en 1999, que se deberían tener en cuenta estos partos únicamente si los hospitales tuvieran personal “disponible de inmediato” para realizar cesáreas de emergencia si fuera necesario. Y algunos obstetras no realizan partos naturales después de una cesárea porque no cuentan con el entrenamiento o el apoyo del hospital, o porque el seguro en caso de malas prácticas no les brinda cobertura. Así que es posible que las mujeres que quieran tener un parto natural después de haber tenido una cesárea tengan problemas para encontrar un médico y un hospital que las apoye.

“En verdad es trágico”, dice Main. “En muchas partes del país, esa opción ha desaparecido totalmente”.

Como respuesta, el Congreso Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos fue menos estricto con sus directrices. Por ejemplo, ahora es claro que aunque es preferible que el personal esté listo, los hospitales pueden ingeniárselas para tener un plan claro para lidiar con rupturas uterinas y conformar rápidamente un equipo de emergencia.

Aunque algunas mujeres deciden realizar el parto en su casa como una alternativa, nuestros expertos dicen que no es una buena idea en esta situación. “El riesgo de tener una ruptura uterina es bajo”, dice Main, “pero si llegara a pasar, puede ser catastrófico”.

Por el contrario, si ya te hicieron una cesárea, averigua si tu obstetra y el hospital están dispuestos a intentar un parto natural en esta ocasión. Diles que comprendes que monitorearán constantemente a tu bebé durante el trabajo de parto y pregúntales qué haría el hospital si necesitaras una cesárea de emergencia.

3. Un parto temprano por elección

Por supuesto que algunos bebés nacen antes de lo esperado y que las complicaciones durante el embarazo, como que la madre tenga una presión arterial por los cielos, pueden hacer que un parto temprano sea la opción más segura. Pero adelantar el nacimiento de un bebé que esté totalmente sano, incluso si se adelantar solo un par de días, nunca es una buena idea.

“El desarrollo del cerebro y de los pulmones de tu bebé ocurre durante esas últimas semanas de embarazo”, dice Leah Binder, presidente y directora ejecutiva de Leapfrog Group, una organización no lucrativa que lucha por un sistema mejorado de atención médica seguro y de calidad en Estados Unidos. Los bebés que nacen a término, que cumplan como mínimo 39 semanas, tienen tasas más bajas de problemas para respirar y tienen menos probabilidad de necesitar cuidado intensivo neonatal.  

Los bebés que nacen casi a término tienen más problemas y, tal vez sea por eso, que las madres tienen más probabilidades de sufrir de depresión posparto. Además, los procedimientos necesarios para realizar un parto temprano de manera intencionada, ya sea induciendo el trabajo de parto o por medio de una cesárea, también conllevan un mayor riesgo de tener complicaciones que un parto natural a término.

Sin embargo, las tasas de estos partos programados se elevaron muchísimo a principios del año 2000, al punto en que casi 17% de los nacimientos se programaron antes que cumplieran las 39 semanas. En respuesta a esto, el Congreso Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos y varios otros grupos, incluyendo a la Academia Estadounidense de Pediatría, el Colegio Estadounidense de Parteros, la Asociación Estadounidense de Hospitales y March of Dimes, iniciaron una campaña para reducir considerablemente los partos tempranos por elección.

El esfuerzo tuvo resultados exitosos espectaculares: Las tasas bajaron a 4.6 en el 2013, y fue “uno de los ejemplos de progreso más extraordinarios en la atención médica que yo haya visto en mi carrera”, dice Binder.

4. Inducir el trabajo de parto sin ninguna razón médica

Incluso después de las 39 semanas de embarazo, deberías resistir la necesidad de inducir el trabajo de parto a menos que haya una razón médica de peso, dice Debra Bingham, R.N., vicepresidente de la Asociación para la Salud de la Mujer, Enfermeros Obstetras y Neonatales (Association of Women’s Health, Obstetric and Neonatal Nurses). Ella indica que es usual que las mujeres que inician el trabajo de parto de manera natural pasen la primera parte en casa, moviéndose, ya que allí se sienten más cómodas. Un trabajo de parto inducido se realiza en un hospital, en donde la mujer estará conectada al menos a un tubo intravenoso y a un monitor fetal electrónico. Además, en la mayoría de los hospitales no permiten consumir alimentos ni bebidas una vez que inician a inducir el trabajo de parto.

“Un trabajo de parto inducido puede darse antes de que el cuerpo de la mujer o del bebé estén listos”, dice Bingham. “Esto significa que el trabajo de parto puede tardar más y que la mujer tenga de 2 a 3 veces más probabilidades de tener un parto con cirugía”. Con frecuencia, el trabajo de parto inducido da paso para intervenciones adicionales, incluyendo la epidural para el alivio del dolor, partos en los que se usan los fórceps o ventosas obstétricas y cesáreas, que conllevan un riesgo por sí mismas.

Por ejemplo, un estudio del 2011 descubrió que las mujeres que tuvieron un trabajo de parto inducido sin que existiera una indicación válida tuvieron 67% más probabilidad de tener una cesárea y sus bebés tuvieron 64% más probabilidades de llegar a la unidad de cuidados intensivos neonatales, en comparación con las mujeres a quienes se les permitió entrar en labor de parto por su cuenta.

La inducción se justifica cuando hay una razón médica, como cuando la mujer se le rompe la bolsa amniótica y el trabajo de parto no empieza, o cuando ya pasó una semana o más de la fecha prevista para el parto.

5. Ecografía o ultrasonido después de las 24 semanas

A menos de que haya una afección específica que tu proveedor médico esté buscando, por lo general no necesitas un ultrasonido después de las 24 semanas de embarazo. Aunque algunos médicos los utilicen pasado ese tiempo para calcular el tamaño del feto o la fecha prevista para el parto, el margen de error se incrementa en la medida en que el embarazo continúa. Y de acuerdo con una publicación científica de 8 ensayos, que involucró a 27,024 mujeres en el 2009, este procedimiento no brinda información adicional que lleve a tener mejores resultados para la madre o para el bebé. De hecho, esta práctica se vinculó a una tasa un tanto más alta de cesáreas.

6. Monitoreo electrónico fetal continuo

El monitoreo continuo, durante el cual te conectan a un monitor para llevar el registro de los latidos del bebé durante el trabajo de parto, restringe tus movimientos e incrementa la posibilidad de una cesárea o de utilizar fórceps durante el parto. Además, no reduce el riesgo para el bebé de sufrir parálisis cerebral o de morir, según lo sugiere la investigación. La alternativa es monitorear al bebé en intervalos regulares a través de un monitor electrónico fetal o de un dispositivo portátil para ecografías. Se recomienda un monitoreo electrónico continuo si te administraron oxitocina para hacer más fuerte el trabajo de parto, si te dieron la epidural o si estás intentando tener un parto natural después de haber tenido una cesárea en algún parto anterior.

7. Epidural temprana

En una epidural te ponen anestesia directamente en el conducto raquídeo para que te mantengas despierta, pero no sientas dolor por debajo del lugar en donde te la administran. Pero, entre más tiempo se mantiene la epidural, se acumula más medicamento y es menos probable que puedas sentir cuando necesites pujar. Las epidurales también pueden hacer que el trabajo de parto sea lento. Al retrasar su administración y al utilizar estrategias efectivas de apoyo para el trabajo de parto, es posible que puedas sobrepasar ese momento difícil y llegues al punto en el que sientas que ya no la necesitas. Si ya tienes la epidural, pídele al anestesiólogo un bloqueador menos fuerte para el dolor. “Lo ideal es que una mujer todavía pueda mover las piernas y levantar las nalgas”, dice Main.

8. La ruptura rutinaria del saco amniótico

Los médicos a veces rompen las membranas de la bolsa con el líquido amniótico, supuestamente para que las contracciones sean más fuertes y que el trabajo de parto sea más corto. Pero esta práctica no tiene ese efecto y es posible que incremente los riesgos de las cesáreas, de acuerdo con una publicación científica de 15 ensayos con 5,583 mujeres en el 2009. Además, romper las membranas artificialmente puede causar complicaciones poco comunes, pero graves, incluyendo problemas con el cordón umbilical o con los latidos del bebé.

9. Episiotomías de rutina

Algunas veces, los médicos realizan incisiones quirúrgicas antes del parto para agrandar la abertura de la vagina. Eso puede ser necesario en los casos en los que el parto necesite ayuda de fórceps o de una ventosa obstétrica, o si el bebé está descendiendo tan rápido que no da tiempo para que el tejido vaginal se estire. Pero en otros casos, de acuerdo con una publicación científica del 2009 que involucró a más de 5,000 mujeres, las episiotomías de rutina no son útiles y están vinculadas a varios problemas significativos, incluyendo mayor daño a la región perineal (la región cerca del recto) y un periodo más largo de cicatrización.

10. Enviar a los recién nacidos a neonatología

Si tu bebé tiene un problema para el que necesite supervisión especial, entonces es muy importante enviarlo al área de neonatología e incluso a una unidad de cuidados intensivos. Pero en otras ocasiones, dejar que los bebés y las madres estén juntos promueve la lactancia materna y la creación de un vínculo entre ambos. La investigación demuestra que las mamás logran dormir tanto como necesitan y aprenden a responder a las señales de hambre de su bebé. Permitir que las mamás y los bebés estén juntos es uno de los criterios que los hospitales deben cumplir para estar certificados como “amigables para los bebés” por la Iniciativa de Hospitales Amigables para los Bebés, un programa patrocinado por la Organización Mundial de la Salud (WHO) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

LISTA DE RECURSOS


· Baby Friendly USA. Incluye un mapa de hospitales en los EE.UU. que han sido certificados como “amigables para los bebés”, lo que significa que ejercen las mejores prácticas para llevar a cabo y apoyar la lactancia materna.

· Centering Healthcare Institute. Proporciona una lista de los Centering Pregnancy Centers, los cuales brindan asesoría, cuidado y apoyo en un grupo. 

· Childbirth Connection. Es una organización sin fines de lucro que proporciona información basada en evidencia sobre la atención de la maternidad. 

· Health4Mom. El sitio con información para el consumidor está patrocinado por la Asociación para la Salud de la Mujer, Enfermeros Obstetras y Neonatales (Association of Women’s Health, Obstetric, and Neonatal Nurses, AWHONN). 

· March of Dimes. Es una organización no lucrativa dedicada a la educación y a la investigación.

Nota del editor: La fundación California HealthCare Foundation, que se encuentra en Oakland, California, apoya en parte este informe



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