Tal vez hayas visto productos que se venden en los mostradores de la delicatessen o de las tiendas de conveniencia etiquetados como “potpourri” o “incienso herbal”. O tal vez hayas escuchado acerca de drogas callejeras, que algunas veces se venden abiertamente, como "spice" o "K2."

Estas son todas versiones de "marihuana sintética": compuestos hechos por el hombre que son químicamente similares a los que se encuentran en la marihuana, pero que han sido cambiados por los químicos de forma que puedan hacerlos técnicamente legales, pero también más fuertes y más peligrosos que los de ocurrencia natural. De hecho, el número y la severidad de emergencias médicas relacionadas con la droga están aumentando.

Parte del problema es que a pesar de que algunas leyes recientes penalizan la marihuana sintética, la droga sigue siendo barata, fácil de conseguir y no detectable con pruebas de drogas estándar.

Cannabis química

La marihuana sintética hace referencia a diferentes compuestos denominados canabinoides sintéticos o SC, que se asemejan ligeramente a la tetrahidrocannabinol (THC), el químico natural principalmente responsable por los característicos efectos de la marihuana. (Lee nuestro nuevo informe, "Drogado con humo: ¿La marihuana médica funciona?").

Los compuestos pueden aplicarse con aerosol sobre materiales vegetales que no tienen propiedades psicoactivas en sí mismos, y luego fumarse. Sin embargo, los expertos dicen que es un error igualar la droga sintética con la botánica. “[Estos compuestos] no tienen nada que ver con la marihuana”, dice Robert Galli, M.D., profesor del Departamento de Medicina de Emergencia en University of Mississippi. “Estas son drogas peligrosas que realmente son bastante diferentes”.

Estos “highs” producidos por los SC pueden ser muy impredecibles, y han sido asociados con miles de visitas a la sala de urgencias por problemas tales como delirio, confusión, agitación y comportamiento violento, más un alarmante aumento en las llamadas a los centros de control de envenenamiento.

Esa diferencia tiene sus raíces en la forma en que los químicos se comportan en nuestro cuerpo. La substancia natural, THC, es un "agonista parcial", lo que significa que se une de forma incompleta a las células cerebrales. Pero los canabinoides son "agonistas completos". Se unen completamente a las mismas células y pueden ser entre 10 y 20 veces más fuertes que el compuesto natural.



El Whack-a-Mole o el juego legal

La Agencia de Aplicación de la Ley Contra las Drogas (DEA) comenzó a penalizar las SC en 2011. Pero en lugar de suprimir el mercado de la "hierba falsa", esa maniobra legislativa comenzó un juego mortal de dale dale dale o whack-a-mole. Algunos expertos químicos cambiaron sus fórmulas existentes para crear nuevos compuestos que seguían siendo técnicamente legales. La DEA eventualmente penalizó también esos compuestos, lo que llevó a más modificaciones, y así sucesivamente.

A medida que ha continuado este ciclo, el número de SC en el mercado aumentó de forma dramática. En 2012, se identificaron 51 nuevos compuestos (en comparación con apenas dos en 2009). Ese mismo año, el congreso aprobó la Ley de Prevención del Abuso de las Drogas Sintéticas, y prohibió 5 clases estructurales diferentes de canabinoides sintéticos. La idea era que prohibir todas las clases de compuestos en lugar de prohibir solo substancias químicas individuales podría detener finalmente el flujo de estas substancias sintéticas en las comunidades desprevenidas.

Pero 3 años más tarde, médicos como Galli se encontraron a sí mismos confrontados con el peor brote de eventos adversos hasta la fecha. La culpable fue MAB-CHMINACA (MABC), una nueva SC que ha comprobado ser mucho más tóxica que su predecesora, AB-CHMINANA (ABC). La DEA penalizó a la ABC en 2014, después de que causó 6 muertes. Los expertos químicos añadieron entonces un solo grupo metil a ese compuesto para producir MABC, que desde entonces ha causado 721 emergencias médicas y 9 muertes.

Los efectos psicológicos, como alucinaciones y psicosis, han sido más severos en la MABC, dice Galli, al igual que los problemas cardíacos. El número de llamadas a los centros de control de envenenamiento pasaron de 2,700 por año a 7,800 por año entre 2013 y 2015.

Se volvió a introducir un proyecto de ley en el Senado en 2015 que les permitiría a los fiscales acusar a los vendedores de marihuana sintética con base en las declaraciones de mercadeo y en la etiqueta del producto.

Pero a un precio de $5 a $10 por gramo, la marihuana sintética tiene apenas entre la mitad y un cuarto del costo de la marihuana legal y por lo tanto, sigue siendo popular. Y aunque los propietarios de las tiendas de conveniencia y de las tiendas para fumar ya no muestran las drogas, aún pueden estar disponibles detrás del mostrador en muchas de esas mismas tiendas. También son fáciles de encontrar en línea.

Confusión persistente

La creencia de que los productos de marihuana sintética son seguros y legales ha persistido a pesar de la cantidad de informes en los medios de comunicación que dicen lo contrario. “Hay una mala percepción ampliamente extendida acerca de la seguridad y la legalidad de estas sustancias”, dice la Dra. Amelia M. Kasper, M.D., una oficial del servicio de inteligencia epidemiológica en los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). “No solo entre el público en general, sino también entre la comunidad médica y de salud pública”.

De hecho, la droga se hace de forma burda. Las concentraciones del ingrediente activo pueden variar ampliamente de una dosis a la siguiente, y se ha encontrado que algunos productos contienen otras substancias psicoactivas tales como fencilidina (PCP) y químicos tóxicos tales como el formaldehído.

Los agentes de la ley han luchado para cerrar el mercado de la marihuana sintética. “Es difícil identificar a las personas involucradas en esta clase de actividad”, dice el portavoz de la DEA, Russell Baer. “Ellos ordenan las sustancias en línea, a través de sitios de Internet del mercado negro y las hacen enviar a casas desocupadas en sus vecindarios”.

De igual forma, los médicos están luchando para diagnosticar y tratar pacientes que se presentan en sus salas de emergencias después de tomar SC. No hay pruebas rápidas de diagnóstico disponibles, y apenas un puñado de laboratorios de investigación especializados en el país tienen la capacidad de detectar los compuestos en los tejidos humanos. Y hasta ahora, no existe ningún antídoto con el cual tratar las sobredosis.

“No sabemos lo suficiente acerca de la farmacología o la farmacocinética de estas drogas como para poder proporcionar recomendaciones de atención específicas para el paciente”, dice Kasper. Los médicos en los CDC y en otras partes están trabajando para entender mejor los canabinoides sintéticos que han inundado las calles.

Mientras tanto, los expertos dicen que la mejor esperanza de reducir su uso es diseminar este mensaje tan lejos y tan ampliamente como sea posible: La marihuana sintética no es la misma cosa que la marihuana regular. Los efectos son diferentes, peligrosos y pueden matarte.


Nota del editor: 
Este artículo y los materiales relacionados son posibles gracias a un subsidio del programa estatal Attorney General Consumer and Prescriber Education Grant, financiado por el acuerdo multiestatal de reclamos de fraude de los consumidores en relación con la comercialización del medicamento de venta con receta, Neurontin (gabapentina).

Este artículo ha sido adaptado del ejemplar de junio de 2016 de la revista Consumer Reports.



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