Algunas veces las víctimas de robo de identidad médica saben exactamente cómo ocurrió la violación de sus datos pero para otros esto continúa siendo un misterio.

Ponemon Institute, una empresa privada de investigación de ciberseguridad, realizó una encuesta a 1,005 personas cuya identidad médica era “muy probablemente” asumida por otra persona. En el estudio, publicado el año pasado, el 10% de las víctimas indicó que sus casos fueron el resultado de una violación de datos de la compañía aseguradora o del proveedor de atención médica y un 12% adicional cree que se les engañó para que proporcionaran información personal por medio de un sitio web o un correo electrónico falso.

Pero el 47% de los encuestados dijeron que el robo de su identidad fue realizado por un pariente o alguien más a quienes ellos conocían. El 24% dijo que tenía una situación como la de Bogle, donde un pariente le robó su identidad sin su conocimiento ni consentimiento. Y sorprendentemente, un 23% adicional de encuestados dijo que compartieron voluntariamente sus credenciales con alguien a quien conocían. Es por eso que a ese crimen se le conoce como “fraude amistoso”.

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De aquellos que dijeron que compartieron sus credenciales de atención médica de esa manera, el 91% informó que lo hizo ya que la otra persona no tenía seguro médico y el 86% dijo que fue debido a que la otra persona no podía pagar el tratamiento médico. El 65% dijo que lo hizo en una emergencia.

La mayoría de las personas que permitió voluntariamente que usaran su información médica dijo que no consideró que sus acciones fueran incorrectas o criminales. “Ellos lo ven como un delito de Robin Hood, en el que nadie sale lastimado y que si un miembro de la familia está enfermo, ellos pueden ayudarlo”, dice Larry Ponemon, presidente de Ponemon Institute.

“Los que participaron en nuestros estudios y dijeron que lo reconocían como un delito, lo consideraban como una falta menor,  equivalente a manejar 5 millas sobre el límite de velocidad. Pero no se dan cuenta de la carga económica que representa para las compañías de seguros o proveedores de atención médica o que al final termina afectando a todos los consumidores”.

Permitir, a sabiendas, que un amigo o pariente use tu seguro médico es ilegal, un fraude contra las compañías de seguro y los proveedores de atención médica. Y compartir arbitrariamente los beneficios de Medicare o Medicaid es un delito contra los programas estatales y el gobierno federal.

Indicar cuánto dinero representa el fraude en la industria médica cada año es difícil. Un estimado en el 2012 estableció el impacto económico total de robo de identidad médica en Estados Unidos en $41.3 miles de millones.

Los proveedores están trabajando en nuevas estrategias para prevenirlo. Están usando software para detectar fraudes en la facturación, capacitando personal y a los consumidores para que reconozcan las señales de advertencia y están pidiendo identificaciones con fotografía, explica James Quiggle de la Coalición contra el Fraude de seguros. Él dice que los consumidores pueden esperar ver pruebas de verificación más extensas en el futuro, como el uso de huellas digitales o impresiones de la palma de la mano. Y muy pronto las tarjetas de Medicare ya no tendrán los números de Seguro Social.