El trabajo era automatizado y acelerado: Las llamadas eran marcadas automáticamente y los antecedentes de la cuenta del prestatario en deuda aparecían en la pantalla de la computadora del cubículo de Jessie Suren. Su trabajo, en el que ganaba alrededor de $12 la hora, era conversar con el prestatario, seguir el guión fielmente, e intentar obtener dinero de las personas con adeudos en sus préstamos estudiantiles.

En un centro de servicio telefónico masivo en Harrisburg, Pennsylvania; Suren sentía que estaba trabajando para el enemigo. La joven de 28 años debe alrededor de $90,000 en deudas estudiantiles.

Algunas llamadas le daban miedo, afirma Suren: Prestatarios enojados maldecían y la amenazaban, declarando que estaban desempleados y arruinados. Otras llamadas eran desgarradoras; los prestatarios decían que ellos o sus hijos tenían una enfermedad terminal.

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Independientemente de su historia, Suren dice que les tenía que informar a los prestatarios de lo que les sucedería si no pagaban: American Education Services, una empresa de gestión de préstamos, se apropiaría de su devolución de impuestos y les embargaría su sueldo.

Luego de colgar al terminar la llamada, Suren a veces reflexionaba sobre sus propios préstamos estudiantiles. “Yo voy a estar así dentro de un par de años”, ella pensaba. Finalmente, renunció.

El gobierno federal tiene alrededor del 93% de $1.3 billones en préstamos estudiantiles pendientes. Eso convierte al Departamento de Educación, efectivamente, en uno de los bancos más grandes del mundo, pero uno que rara vez trata directamente con sus clientes.

Jessie Suren 28 años, Philadelphia

La Salle University

$72,000
En préstamos estudiantiles

$90,000 
Saldo restante

$900 
Pago mensual

Ocupación: Vende Paquetes Vacacionales;
Sueldo: $39,000 Al Año, Todo Por Comisión

Suren fue criada por una madre soltera que trabajaba en la industria de restaurantes. Ella alentó a Suren a que recibiera una educación. “Mi mamá quería para mí lo que ella no tuvo”, dice Suren, a quien le fue bien en la escuela y que fue la primera persona en su familia inmediata en asistir a la universidad. Sabía que iba a tener que financiarla sola. Su madre contrató a un consultor para que le ayudara con los formularios de asistencia financiera, a un costo de casi $2,000, pero eso no preparó a Suren para las obligaciones que estaba asumiendo. Tampoco lo hicieron sus consejeros del bachillerato, afirma. “Nadie me habló de si yo podía costear una educación universitaria, de cuánto costaría o de cómo se aplicarían los intereses. No sabía nada de dinero”.

Suren decidió asistir a La Salle University, una universidad católica privada. El dinero de los grants y de las becas no cubría los $36,000 al año de su matrícula, las cuotas y el alojamiento y comida en su totalidad, entonces sacó la mayor cantidad en préstamos estudiantiles que pudo conseguir. Su tía fue cosignataria de un préstamo privado y su madre pidió un préstamo federal diseñado para padres.
Cuando Suren se graduó en 2010, ya tenía una deuda de $72,000.

Lo que más le preocupa a Suren es que los gestores y cobradores de deudas pueden perseguir a su familia también. “Si solo yo fuera responsable de mis préstamos, quizás no pagaría y me olvidaría del tema”, dice. “Pero como esto afecta a mi mamá y a mi tía, no voy a hacer eso”. Con un pago mensual tan alto, se pregunta si alguna vez podrá comprar una casa o formar una familia.

En la década de 1980, el Departamento de Educación comenzó a contratar a empresas privadas para que realizaran parte del cobro de las deudas. Luego, después de la privatización, una gran cantidad de inversores ingresó a este campo. Firmas cobradoras de deudas ya establecidas fueron compradas por fondos de inversión privados controlados por grupos como JPMorgan Chase y Citigroup.

Hoy en día, uno de cada 4 prestatarios se encuentran en mora, según Consumer Financial Protection Bureau[Oficina de protección financiera del consumidor], con una cantidad estimada de 7.6 millones de personas en default. Mientras los prestatarios luchan para efectuar sus pagos, las ganancias del cobro de las deudas aumentan.

Se espera que los contratistas ganen más de $2 mil millones en comisiones del gobierno este año, según el National Consumer Law Center.

Habiendo tanto en juego, se han disparado las quejas sobre cobradores de deudas demasiado insistentes. Agencias federales y estatales han multado a contratistas por millones de dólares por mala conducta por acosar a los deudores estudiantiles. Algunos han perdido sus contratos por completo.

Brandon Hill, diseñador gráfico de San Francisco dice que los cobradores de deudas de Sallie Mae comenzaron a llamarlo “gritándole y vociferando” sobre sus incumplimientos de pago en horarios tan tempranos como las 5:00 a.m. Después de que se quejó ante reguladores estatales en 2013, Sallie Mae y Navient Credit Finance contraatacaron y le pusieron una demanda por el pago inmediato de un monto combinado de $73,000 en préstamos estudiantiles, según los registros. “Me hicieron juicio por haberme quejado”, él dice. Su abogado está negociando un acuerdo.

En una carta a la oficina del procurador general de California, Sallie Mae indicó que la empresa había “actuado de manera apropiada” al comunicarse con Hill. La gran cantidad de llamadas a las 5 de la mañana se realizó porque el teléfono celular de Hill tiene un código de área de Virginia, y por eso los cobradores supusieron que estaba en la Costa Este, escribió un funcionario de Sallie Mae.

Mary Franklin, profesora jubilada de University of Cincinnati afirma que los cobradores de deudas estudiantiles le dijeron que embargarían los beneficios de su seguro de discapacidad porque había incurrido en mora en un préstamo estudiantil que había obtenido hacía décadas.

“Intenté explicarles que estaba enferma”, ella comenta. “Me dijeron que al gobierno federal [no] le importa”. Finalmente, dice que se las arregló para retomar el pago de la deuda.

El Congreso revisó el programa nuevamente y en 2010 retomó el control de la emisión de préstamos estudiantiles federales; el gobierno ahora otorga préstamos directamente a los estudiantes. Sin embargo, ha dejado intacta la industria que había crecido para gestionar y cobrar préstamos.

Se han hecho otros avances. Nuevas normas introducidas después de 2013 actualmente limitan los pagos de préstamos federales por parte de deudores estudiantiles a una tasa tan baja como el 10% de su ingreso discrecional. Y en 2015, el gobierno de Obama lanzó un programa piloto para evaluar si los empleados federales podían efectivamente asumir la tarea de cobrar los préstamos estudiantiles adeudados, y al mismo tiempo brindar mayor asistencia y ser menos agresivos que los cobradores privados.

Según Deanne Loonin, una abogada que monitoreó la deuda estudiantil durante años para el National Consumer Law Center, el experimento del Tesoro de Estados Unidos se centra en uno de los mayores problemas que enfrentan los prestatarios.

“Tenemos que eliminar a las agencias cobradoras privadas de este proceso”, afirma. “Se las incentiva para que solo cobren dinero, no para que encuentren caminos que podrían ser mejores para los prestatarios. Tenemos que ver qué otros métodos pueden funcionar”.

Marvin Logan, Jr. 24 años, Atlanta

Kent State University, Clark Atlanta University

$78,000 
Préstamos estudiantiles

$789

Pago mensual una vez que se gradúe

Ocupación: consejero de jóvenes en una fundación; sueldo: $25,000

Como atleta estrella de la escuela preparatoria Warren G. Harding High School en Warren, Ohio, a Marvin Logan Jr. nunca le preocupó cómo iba a pagar por la universidad.

Educado por un padre soltero que trabajaba como electricista, Logan se destacaba a nivel nacional en atletismo y jugaba al fútbol. Los reclutadores universitarios lo buscaron para ambos deportes.

Fue a Kent State University con una beca de atletismo pero pronto descubrió que no podía cubrir todos sus costos. Entonces obtuvo $5,500 en préstamos el primer año para ayudar a pagar sus gastos básicos y materiales de estudio.

Luego, en el segundo año, perdió su beca cuando se lesionó y no pudo competir. Para pagar la universidad, obtuvo más préstamos.

Marvin se graduó en 2015 y trabaja actualmente en una institución sin fines de lucro ayudando a jóvenes necesitados.

Como asiste a una escuela de posgrado a tiempo completo por la noche, ha aumentado su deuda general.

La amortización comienza cuando termine sus estudios. Él dice que no se arrepiente de nada: “La universidad me ha dado la oportunidad de trabajar en lo que amo y de hacer una diferencia”.

LA ASOCIACIÓN DETRÁS DE ESTE PAQUETE DE HISTORIAS

Mientras Consumer Reports festeja sus 80 años de vida, la organización quiere interactuar contigo de nuevas formas para ayudar a construir un mercado más justo, seguro y saludable. Este mes, Consumer Reports trabajó conjuntamente con Reveal from The Center for Investigative Reporting para producir este informe especial sobre la crisis de la deuda estudiantil en aumento en nuestra nación. Ambas organizaciones sin fines de lucro han contribuido contenidos originales a este proyecto; incluyendo artículos reportados y escritos por cada organización, videos, infografía, hallazgos de encuestas, y perfiles de estudiantes. Nuestras respectivas instituciones operan de manera independiente. Cualquier posición que asuma Consumer Reports en cuanto a políticas en el Mercado no reflejan los puntos de vista de Reveal, que no asume posiciones de defensa. Asimismo, los artículos atribuidos a cada organización son el resultado de su propio trabajo.

Esperamos que los contenidos encontrados aquí y en ConsumerReports.org/studentdebt, así como en revealnews.org/studentdebt iluminen las fuerzas que llevaron a que 42 millones de estadounidenses terminaran con una deuda de $1.3 billones, ilustren el impacto profundo y duradero que pueda tener esta deuda y les ofrezcan consejos prácticos a quienes buscan cómo evitar esta trampa.


Este artículo fue producido por Reveal from The Center for Investigative Reporting, una organización de noticias sin fines de lucro con sede en el San Francisco Bay Area. Aprende más en revealnews.org y suscríbete al podcast de Reveal, producido con PRX, en revealnews.org/podcast. Puedes comunicarte con Lance Williams en lwilliams@cironline.org

Gwendolyn Bounds Directora Ejecutiva, Contenido de Consumer Reports; en Twitter @gwendolynbounds

Amy Pyle Jefe de Redacción de Reveal from The Center for Investigative Reporting; en Twitter @amy_pyle

Nota: Joaquín Alvarado, CEO de The Center for Investigative Reporting es miembro de la Junta Directiva de Consumer Reports.

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