La demanda contra el hospital Yale-New Haven y contra Solgar sigue pendiente. Mientras tanto, la FDA, que ha instado a los médicos a que traten los probióticos como fármacos experimentales cuando los consideren para los bebés prematuros, no ha sido el único organismo que ha expresado su preocupación.

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La Comisión Conjunta, una organización no lucrativa que certifica a unas 21,000 organizaciones y programas de salud en Estados Unidos, ha instado a los profesionales de la salud a que los suplementos nutricionales acaten los mismos estándares utilizados para los medicamentos recetados y los de venta libre. Y la Sociedad Estadounidense de Farmacéuticos del Sistema de Salud sostiene que la mayoría de los suplementos nutricionales no están a la altura de esas normas y no deben ser incluidos en los cuadros básicos de los hospitales. "Lo adecuado es decir la verdad a los pacientes", dice Arthur Caplan, Ph.D., especialista en bioética del NYU Langone Medical Center. "Hay riesgos reales involucrados [en el uso de los suplementos] y muy poca evidencia de que nada de esto funcione, punto”. En última instancia, una regulación federal más estricta es la forma más segura de proteger a los consumidores. "El Congreso tiene que intervenir", dice Chuck Bell, director de programas para la división de políticas y acción de Consumer Reports. "Se debería exigir a los fabricantes de suplementos que registren sus productos y que demuestren que son seguros antes de entrar en el mercado". 

Algunas personas dicen que va a ser muy difícil vender la idea de que haya grandes cambios. "Si se empieza por requerir pruebas previas a la comercialización de cada suplemento nutricional, se obligará a todos estos productos en los que la gente ha llegado a depender, a que salgan del mercado", dice Michael Cohen, un abogado de California que asesora a los médicos en el negocio de los suplementos. Aun así, hay algunas señales de que el cambio ya está en marcha.

La FDA ha ampliado su división de suplementos a una oficina completa, elevando su perfil y, al menos en teoría, aumentando su capacidad de cabildear (lobbying) para conseguir más personal y financiamiento. Y el doctor Joshua Sharfstein, MD., un ex comisionado adjunto de la agencia, dice que algunos en la industria podrían estar abiertos al fortalecimiento de al menos algunas de las regulaciones. "Quizá estemos a tan solo una crisis de distancia", afirma.