suplementos para el cabello, la piel y las uñas
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Los estantes de las farmacias están llenos de suplementos dietéticos que, según los fabricantes, ayudan con el debilitamiento del cabello, eliminación de las arrugas y restauración de las uñas débiles y quebradizas. Sus ingredientes pueden incluir vitaminas, minerales, hierbas, hormonas, aceite de pescado y colágeno. Y dependiendo de la combinación de ingredientes, los suplementos no son baratos. Los precios pueden variar de unos pocos dólares a más de $100 por el suministro de un mes, dice el dermatólogo Rajani Katta, profesor clínico asistente de medicina en el Baylor College of Medicine en Houston.

Si estos productos funcionan, lo que pagas podría ser dinero bien gastado. Pero ¿cumplen estos suplementos con sus promesas? Y, lo que es igual de importante, ¿son seguros?

¿Puede un suplemento hacer una diferencia?

Los nutrientes específicos en los suplementos para el cabello, la piel y las uñas incluyen antioxidantes como las vitaminas A, C y E, o la coenzima Q10, y también biotina, una vitamina del complejo B. Los suplementos para el cabello suelen contener manganeso y selenio, así como ácidos grasos como y aceite de pescado y aceite de linaza. 

Las deficiencias de estos nutrientes, aunque poco comunes, pueden causar una variedad de cambios en el cabello y, a veces, en la piel y las uñas. Con el tiempo, por ejemplo, la ingesta insuficiente de vitaminas A y E puede causar manchas ásperas y escamosas en la piel. Una deficiencia de biotina puede causar eczema y pérdida del cabello.

Pero para aquellos que no tienen deficiencias claras, los expertos dicen que no hay pruebas sólidas de que los suplementos puedan hacer una diferencia.

"No conozco ningún dato sólido que sugiera que algún suplemento pueda tratar la pérdida natural del cabello o los daños en las uñas relacionados con el envejecimiento natural, ni que pueda proporcionar una piel más saludable", dice el doctor Pieter Cohen, profesor asociado de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard y experto en suplementos dietéticos.

Dos estudios de la década de 1990 encontraron que los suplementos de biotina pueden ayudar a fortalecer las uñas blandas y fáciles de romper. Pero los estudios fueron pequeños y no se realizaron de forma rigurosa ni se han replicado, dice Cohen.

"No es nada que me lleve a recomendarlo a ninguno de mis pacientes", añade.

Muchos suplementos para el cabello también tienen biotina, dice Katta, pero para las personas con niveles normales, "nunca hemos demostrado que tomar un suplemento aumente el crecimiento del cabello".

¿Qué sucede si tienes una deficiencia?

La mayoría de las personas obtienen una cantidad suficiente de los nutrientes mencionados con anterioridad a través de la dieta, pero en casos raros, un problema médico puede causar una deficiencia o afectar el cabello, las uñas o la piel. Las personas que toman antibióticos por un tiempo prolongado o usan medicamentos anticonvulsivos, por ejemplo, tienen más probabilidades de tener deficiencia de biotina. Una tiroides hiperactiva o hipoactiva puede provocar la caída del cabello y resecarlo. La anemia por deficiencia de hierro puede provocar uñas quebradizas y con formas extrañas.

Si experimentas problemas crónicos de cabello, uñas o piel sin una razón clara, habla con tu médico. Es importante que tu médico determine si tienes deficiencia de algún nutriente en particular, dice Katta. "Entonces, si es así, puede indicarte los suplementos que realmente necesitas". El riesgo de tomar suplementos sin consultar primero a un médico: Consumir demasiado, o muy poco, de un nutriente, como la vitamina A, por ejemplo, puede desencadenar la caída del cabello, agrega.

Ten en cuenta que los suplementos dietéticos no están regulados estrictamente por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y pueden contener sustancias que no figuran en la etiqueta, o tener mucho menos o más de un ingrediente de lo prometido. Por ejemplo, en 2008, se encontró que una marca de multivitaminas tenía una concentración de selenio 200 veces superior a la indicada en la etiqueta, después de haber causado la pérdida del cabello y la decoloración, y uñas quebradizas en unas 200 personas en 10 estados.

Si decides tomar suplementos, ¿puedes estar seguro de que son seguros? Algunos llevan uno de los cuatro sellos que pueden tener algún mérito: U.S. Pharmacopeia, NSF International, ConsumerLab.com y UL.

Maneja el daño

Varias estrategias de estilo de vida pueden ayudarte a mantener sanos el cabello, la piel y las uñas. Prueba lo siguiente:

Come suficiente proteína. Es importante mantener una dieta saludable para la salud en general. Pero obtener el 30% de tus calorías diarias de proteínas (preferiblemente magras) puede ayudar a mantener tu cabello saludable.

Trátalos bien. Ten cuidado con el tinte para el cabello (el semipermanente es menos perjudicial que el permanente), las secadoras, planchas y los peinados como las colas de caballo apretadas. Si te muerdes las uñas, mantenlas recortadas o considera usar un esmalte claro y de sabor amargo para ayudarte a dejar de hacerlo. Usa guantes forrados de algodón al lavar los platos, humecta las manos y las uñas diariamente y usa jabón hidratante. Hidrata la piel con frecuencia y toma duchas breves y tibias. Enciende un humidificador en tu dormitorio u oficina para mantener el aire entre el 30% y el 50% de humedad. Si fumas, intenta dejar de hacerlo.

Protégete del sol. La exposición a los rayos UV puede causar arrugas prematuras, flacidez, manchas y engrosamiento de la piel. Limita el tiempo de exposición al sol y usa un protector solar de amplio espectro de al menos SPF 30 todos los días.

Considera la ayuda de medicamentos. Se ha demostrado que los tópicos recetados como las cremas de tazaroteno y tretinoína reducen las arrugas de línea fina, la aspereza de la piel y las manchas de sol y de la edad. También existen fórmulas de venta libre con retinol, retinaldehído, ésteres de retinilo y oxoretinoides, aunque hay menos pruebas que apoyen su eficacia. 

Nota del editor: Este artículo se actualizó en junio de 2021. La versión original se publicó en la edición de junio de 2017 de Consumer Reports On Health.