Es difícil encontrar las palabras adecuadas para describir la intensidad del dolor. Es por esto que obtener el tratamiento adecuado comienza con una comunicación efectiva.

El tratamiento del dolor no puede ser generalizado para todos, así que los médicos a menudo presionan a los pacientes para obtener más detalles. “El dolor es subjetivo,” dice la doctora osteopática Kathleen Cowling, D.O., directora del programa de residencia en Central Michigan University y médico de emergencias en el Covenant Medical Center en Saginaw, Mich. “No puedo medirlo como mediría la presión arterial”. Esto es lo que debes decirle a tu médico:

Qué tan intenso es: Primero te pedirán que califiques tu dolor, generalmente en una escala del 0 (sin dolor) al 10 (lo peor que has sentido en tu vida). De otra forma, di que es leve, moderado, intenso o el máximo: el peor dolor posible.

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Cómo se siente: ¿El dolor es agudo y punzante, un dolor leve o palpitante? Podría ser por lesiones en músculos, tendones, huesos o ligamentos, como un tirón muscular, un tendón desgarrado o una articulación inflamada. Hay hormigueo, ardor, pinchazos o el dolor punzante que se siente como un choque eléctrico puede indicar nervios oprimidos o lesionados.

Dónde duele: Identifica dónde te duele y si el dolor se extiende hacia otras áreas. El dolor de cuello que irradia hacia tu brazo izquierdo podría ser señal de un problema con los discos que amortiguan tu columna vertebral.

Qué hace que te sientas mejor: Si has tenido dolor por mucho tiempo, explica qué métodos has utilizado para tratarlo y si te han funcionado.

Cuándo comenzó: La última pieza de información que debes darle a tu médico es acerca de la primera vez que detectaste el dolor. Sé preciso y describe lo que estabas haciendo cuando lo sentiste por primera vez. Por ejemplo, un dolor de cuello que empeora al hacer ejercicio podría ser señal de una arteria tapada.