Los Estados Unidos se encuentran inmersos en una conversación nacional sobre el dolor y el alivio del dolor. Hay un amplio reconocimiento de que el sobreuso de los analgésicos opioides como el Percocet y el Vicodin han llevado a una epidemia de sobredosis y adicción. Más de 14,000 estadounidenses murieron por sobredosis que involucraron opioides recetados en 2014, de acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention o CDC, por sus siglas en inglés), y cada día más de 1,000 personas son tratadas en salas de emergencias por el mal uso de estos medicamentos.

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En marzo los CDC publicaron sus primeros lineamientos para recetar opioides para el dolor crónico, aconsejando a los médicos que prueben al principio con tratamientos que no incluyan medicamentos o que utilicen medicamentos que no incluyan opioides para las personas con dolor crónico. Con la excepción de aquellos que requieren de cuidados paliativos o del final de la vida, los CDC también aconsejaron a los médicos que utilicen opioides para los pacientes únicamente cuando los beneficios sean mayores que los riesgos, y aún en esta instancia, que utilicen la dosis efectiva más baja. La propuesta de presupuesto para el año fiscal 2017 del Presidente Barack Obama incluye $1.1 mil millones invertidos en el tratamiento del abuso de medicamentos recetados y heroína. Y en una decisión sin presidentes, la Administración de Alimentos y Medicamentos (Food and Drug Administration o FDA por sus siglas en inglés) anunció en febrero una iniciativa que incluye cambios en la forma en que regula y aprueba medicamentos opioides.

El objetivo de estos lineamientos es frenar las recetas de opioides inapropiadas, dice el Dr. Roger Chou, M.D., un profesor de medicina en Oregon Health & Science University en Portland, que ayudó a escribirlos. También hace notar que están enfocadas hacia los proveedores de cuidados primarios, quienes son responsables de casi la mitad de las recetas de opioides en Estados Unidos. “Las personas con condiciones tratables no están obteniendo el alivio que necesitan,” él dice, “y se mueren tomando los medicamentos que sus médicos les recetaron.”