Más de medio siglo de avances en materia de seguridad, campañas públicas, legislación e intentos publicitarios del Departamento de Transporte (DOT, por sus siglas en inglés) y las compañías automotrices de todo el mundo han convencido al 88.5%  de los estadounidenses de abrocharse los cinturones de seguridad cuando se suben a su automóvil.

Pero eso también significa que el 11.5%  de los conductores y pasajeros de vehículos todavía no se lo abrochan. Esta cifra se traduce en casi 25 millones de personas que ignoran los anuncios de servicio público, los recordatorios sonoros de sus vehículos, las 49 leyes estatales que hacen obligatorio el uso del cinturón de seguridad y la lata que les dan sus seres queridos que sí se abrochan el cinturón en su asiento.

En este punto de la historia del cinturón de seguridad, la investigación que respalda su efectividad es tan concluyente y bien aceptada socialmente que muy pocos infractores pueden argumentar desconocimiento, olvido o confusión. Para las autoridades reguladoras y los defensores de la seguridad, este resto de personas obstinadas que se niegan a abrocharse el cinturón representa una cantidad increíblemente alta de accidentes automovilísticos fatales innecesarios.

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Las consecuencias a nivel de la sociedad se extienden más allá de las tragedias en sí. Los riesgos adicionales que representan los conductores que no se abrochan el cinturón de seguridad elevan las tarifas de seguro automotor y los costos de atención médica para todos. Además, los fabricantes de automóviles han realizado numerosas modificaciones a los vehículos para tomar en cuenta a los pasajeros sin cinturón, cuyo resultado es automóviles menos seguros para el resto de nosotros.

Los cinturones de seguridad se incluyen en el equipamiento estándar de los automóviles para pasajeros desde 1968. Inicialmente, su uso era bajo, pero en la década de 1980 los estados comenzaron a establecer leyes del uso obligatorio del cinturón de seguridad. Luego, el DOT impulsó una campaña de educación pública de gran alcance, que convirtió a los maniquíes de pruebas de choques en íconos culturales.

Los resultados fueron significativos. Después de que el estado de New York aprobó la primera ley sobre el cinturón de seguridad en 1984, el uso observado del cinturón de seguridad aumentó del 14 al 37%  en dos años. Hacia fines de la década de 1990, la cifra era superior al 70% .

“Se demostró que los anuncios de “Vince y Larry” [maniquíes de choque famosos] y la campaña de cumplimiento de alta visibilidad que instaba a abrocharse el cinturón para no recibir una multa (“Click It or Ticket”) fueron verdaderamente útiles en cuanto al aumento del uso del cinturón de seguridad” dice Mark Rosekind, director de la Administración Nacional de Seguridad de Tráfico en Carreteras (National Highway Traffic Safety Administration, NHTSA).

La agencia de Rosekind lleva oficialmente los registros de accidentes de tránsito en Estados Unidos. De acuerdo con sus datos, los cinturones de seguridad representan la única y principal innovación de seguridad pública en la historia automotriz. En los últimos 50 años, 14 innovaciones de seguridad salvaron 613,501 vidas. Entre ellas se incluyen los airbags frontales, las butacas de seguridad para niños y los airbagstipo cortina y de protección contra impactos laterales. Pero ninguna de ellas se ha acercado a los cinturones de seguridad, responsables de salvar 329,715 vidas, más de la mitad del total.

Consumer Reports publicó recientemente una invitación en línea para que quienes no usan el cinturón de seguridad brindaran su opinión. La mayoría de las personas que respondieron se quejaron sobre molestias, en especial los conductores de menor estatura y las mujeres con senos grandes.

Otros expresaron una feroz veta libertaria y consideran que las leyes de uso del cinturón de seguridad son pesadas e injustificadas. Algunas de estas personas eran de la generación de los baby boomers, que crecieron sin usar cinturón de seguridad y nunca adoptaron el hábito de hacerlo. Muchos dijeron que se lo abrochaban en viajes por carretera, pero no cuando conducían dentro de la ciudad. Incluso hubo alguien, que dijo desempeñarse como policía, que se niega a usar el cinturón de seguridad y piensa que nadie debería estar obligado a usarlo tampoco.

No fueron pocos los que respondieron que habían sufrido accidentes en los que no estaban usando el cinturón de seguridad. Algunos inclusive expusieron la teoría de que haber salido expulsados del automóvil en realidad les había salvado la vida.

Siempre hay historias de personas que desafían las probabilidades y sobreviven a un choque automovilístico sin usar cinturón de seguridad, pero la probabilidad de sufrir una lesión o morir a consecuencia de salir expulsado en realidad es muy alta, dice Jennifer Stockburger, directora de operaciones del Centro de Pruebas Automovilísticas de Consumer Reports.

“La estadística no está de tu lado”, dice Stockburger. “Solamente te enterarás sobre historias de supervivencia a través de los sobrevivientes, pero, desafortunadamente, no de las numerosas personas cuyas vidas podrían haberse salvado si se hubiera abrochado el cinturón”.

En términos estadísticos, tienes el doble de probabilidades de morir en un choque si no usas el cinturón de seguridad de 3 puntos (cadera/hombro). Las probabilidades son aún más sombrías al viajar en una camioneta liviana o en un SUV.

De acuerdo con los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), las mujeres tienen más probabilidad de abrocharse el cinturón que los hombres, y los conductores de áreas urbanas y suburbanas son más propensos a usar el cinturón de seguridad que los de áreas rurales.

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