Los suplementos nutricionales están sujetos a regulaciones menos estrictas que los medicamentos de venta libre y los recetados. La FDA clasifica los suplementos de manera diferente que los medicamentos. De manera que las compañías que fabrican y venden suplementos no están obligadas a demostrar que son seguros para su uso previsto antes de venderlos, o que funcionan como dicen los anuncios comerciales, o aún más que sus paquetes contienen lo que la etiqueta indica.

Y debido a esas políticas laxas, los suplementos que acaban entrando en las tiendas minoristas, consultorios médicos y hospitales pueden presentar una serie de problemas potenciales. Pueden ser ineficaces, estar contaminados con microbios o con metales pesados, estar peligrosamente mal etiquetados o adicionados intencionadamente con fármacos ilegales o de receta. También pueden causar efectos secundarios dañinos por sí mismos e interactuar con medicamentos recetados de manera que reduzcan la eficacia de esos medicamentos.

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Con excepción de los suplementos que contienen hierro, ninguna otra información tiene que ser comunicada a los consumidores. Los consumidores tampoco se dan cuenta de la necesidad de preguntar acerca de los problemas potenciales. De acuerdo con una encuesta representativa a nivel nacional de Consumer Reports en el 2015, casi la mitad de los adultos estadounidenses creen que los fabricantes de suplementos prueban la eficacia de sus productos y más de la mitad piensa que los fabricantes hacen pruebas de la seguridad de sus productos antes de venderlos.

"Ves estos productos en farmacias o en consultorios médicos y asumes que han sido evaluados y comprobados, al igual que cualquier otro medicamento que se vende en esos lugares", dice el doctor Paul Offit, MD. un especialista en enfermedades infecciosas del Hospital Infantil de Philadelphia, que escribió un libro sobre la industria de los suplementos. "A menudo están en el mismo estante al lado de los productos aprobados por la FDA y hay poca o ninguna indicación de que no están sujetos a las mismas normas".

Con la ayuda de un panel de expertos, en Consumer Reports se identificaron 15 ingredientes de suplementos que se deben evitar, y son aquellos que se han relacionado con problemas médicos graves, como daño a los órganos internos, cáncer y paro cardíaco. Encontramos estas substancias en productos que se venden en algunas de las tiendas minoristas más confiables del país, incluyendo Costco, GNC, y Whole Foods. Luego, enviamos a nuestros compradores secretos a esas tiendas a hacer preguntas detalladas a los farmacéuticos y al personal de ventas sobre los productos en nuestra lista. Nos alarmó su falta de conocimiento acerca de los riesgos asociados con esos suplementos. Los minoristas no tienen ninguna obligación legal de estar bien informados acerca de estos suplementos, pero a menudo son el último recurso a quien consulta un consumidor antes de decidir si debe o no comprarlos.